El Chapare y el poder que no se suelta: ¿Dónde están los nuevos liderazgos en Bolivia?

23 de mayo de 2025.- Cochabamba: En un escenario político marcado por la confrontación, la figura del Chapare como núcleo de poder dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS) sigue siendo determinante.
La pregunta que queda en el aire es: ¿están los partidos políticos dispuestos a abrirse al cambio o seguiremos atrapados en una lógica de liderazgo caudillista y excluyente?.
Una reciente encuesta nacional reveló que más del 60% de los consultados cree que “los mismos de siempre” siguen manejando el país, y que es urgente una renovación generacional.
La pregunta que queda en el aire es: ¿están los partidos políticos dispuestos a abrirse al cambio o seguiremos atrapados en una lógica de liderazgo caudillista y excluyente?
A pesar de las tensiones internas y la demanda social de renovación, los líderes históricos del trópico de Cochabamba mantienen férreamente el control, desplazando posibles liderazgos emergentes y profundizando la crisis de representatividad en Bolivia.
Desde la caída del gobierno de Evo Morales en 2019 y su retorno al país en 2020, la región del Chapare se consolidó nuevamente como bastión político del expresidente y sus seguidores más leales. Sin embargo, ese control político se ha transformado en un símbolo de resistencia al cambio.
“Los liderazgos del Chapare no están dispuestos a ceder espacios. Se han convertido en una élite política con intereses consolidados, que ven en la renovación una amenaza directa a su poder”, explicó a este medio el politólogo René Vargas.
Los cocaleros, organizados en poderosos sindicatos, no solo administran su territorio, sino que han trasladado esa lógica sindical a la conducción política del Estado.
En ese contexto, los nuevos cuadros que intentan abrirse paso —muchos de ellos jóvenes, mujeres o indígenas no alineados— encuentran barreras difíciles de superar.
“Estamos frente a una democracia cerrada en lo interno, donde los partidos no permiten el ascenso de nuevas voces. Los llamados ‘dinosaurios’ políticos siguen ocupando el centro del escenario”, señaló la socióloga María Elena Antezana.
A pesar de ello, liderazgos emergentes han comenzado a ganar visibilidad en espacios ciudadanos, colectivos urbanos, plataformas digitales y organizaciones sociales independientes.
Sin embargo, carecen de acceso real a las estructuras de poder y de financiamiento político para competir en igualdad de condiciones.
En medio de este panorama, la población boliviana expresa un creciente desencanto con la clase política.