EVENTOS Y CAMPAÑAS

Bolivia al borde del colapso político y económico: el país clama por una nueva generación de liderazgo

Bolivia atraviesa uno de los peores momentos de su historia republicana. La crisis no es solamente económica, sino también ética, institucional y moral, opino  José Carlos Sánchez – Abogado y político emergente

 Lo que vivimos hoy es el resultado de años de irresponsabilidad, despilfarro y saqueo sistemático de nuestros recursos naturales.

La bonanza del gas fue malgastada, y la explotación minera sigue beneficiando a unos pocos, mientras el pueblo sufre el abandono y la precariedad.

El pueblo boliviano ha sido víctima de un modelo de poder personalista, centralista y extractivista, donde las decisiones se tomaron no en función del bien común, sino del interés de élites políticas enquistadas en el Estado.

En ese escenario, es imposible no señalar con responsabilidad a los principales actores de esta decadencia: Evo Morales, Luis Arce, Andrónico Rodríguez y los falsos opositores, quienes lejos de construir una Bolivia próspera, han sido cómplices del debilitamiento institucional, la destrucción del aparato productivo nacional y el deterioro de la democracia.

Estos líderes no representan soluciones, sino los rostros de un modelo agotado. Su permanencia en el poder, bajo distintas formas, ha sido posible gracias a una red de clientelismo, manipulación social y pactos de impunidad. No son defensores del pueblo; son administradores del retroceso.

A la par, los llamados opositores han demostrado ser parte del mismo juego. Su ambición por el poder no responde a un proyecto nacional, sino a intereses personales y de grupo. No hay ideología ni visión de país; solo cálculos electorales, alianzas oportunistas y una desconexión total con las necesidades reales de la gente.

Hoy, Bolivia no necesita más políticos reciclados, ni caudillos, ni mesías. Bolivia necesita emprendedores del cambio, ciudadanos honestos, técnicos capaces y líderes con vocación de servicio.

Necesitamos construir un nuevo pacto social que garantice la inversión nacional e internacional, que priorice la LIBERTAD DE TRABAJO, la descentralización real y la protección de nuestros recursos naturales con soberanía y responsabilidad.

El cambio no vendrá desde arriba, sino desde abajo. Desde las comunidades, desde los barrios, desde los jóvenes que no quieren seguir migrando, desde los emprendedores que generan empleo incluso sin condiciones de LIBERTAD,  desde las madres que sostienen el país con dignidad.

Este es el tiempo de los valientes, de los honestos, de los que no tienen pasado que ocultar. El país está listo para una nueva generación de liderazgo, una que defienda a los niños, a los BOLIVIANOS en su conjunto, no como discurso, sino con políticas concretas con SEGURIDAD JURÍDICA.

Bolivia no puede esperar más. Es hora de cerrar el ciclo de los vividores de la política y abrir el camino a los constructores del futuro.

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