Bicentenario en crisis: Bolivia celebra 200 años sumida en incertidumbre y abandono

COCHABAMBA, 5 de agosto de 2025 — Bolivia conmemora su Bicentenario en medio de una profunda crisis política, social y económica que ha empañado lo que debía ser una histórica celebración nacional.
A 200 años de su fundación, el país atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida republicana, marcado por la desconfianza ciudadana, el debilitamiento institucional, el empobrecimiento generalizado y un preocupante éxodo rural.
Pese a los actos oficiales promovidos por el Gobierno, miles de bolivianos no encuentran razones para festejar.
En comunidades alejadas y centros urbanos por igual, se vive una sensación de abandono.
El aparato productivo ha sido descuidado, la industria nacional está en retroceso y vastas zonas agrícolas del país están siendo abandonadas ante la falta de incentivos y la migración forzada de familias campesinas.
“La situación es alarmante. No tenemos políticas claras de desarrollo, no hay empleo digno, y el área rural está completamente desatendida”, expresó Ruth Quispe, dirigente vecinal de Cochabamba.
A esto se suma la crisis energética, los constantes apagones, la escasez de combustible en algunas regiones y el colapso de servicios básicos como salud y educación.
Las universidades públicas han protagonizado marchas exigiendo más presupuesto, mientras que hospitales carecen de insumos y personal médico suficiente.
En el plano político, la polarización ha alcanzado niveles extremos. La confrontación entre oficialismo y oposición ha bloqueado cualquier posibilidad de acuerdos estructurales. Las denuncias de corrupción, persecución política y manipulación de la justicia se han convertido en parte del día a día, mientras la ciudadanía observa con desencanto la lucha de poder entre viejas y nuevas élites.
“Este Bicentenario debía ser un momento de reflexión, unidad y construcción de una nueva visión de país. Pero lo que vemos es una Bolivia fracturada, empobrecida y sin rumbo”, declaró el analista político Fernando Rocha.
Frente a este sombrío panorama, voces ciudadanas, académicas y cívicas piden una reconfiguración del modelo político y económico del país.
Exigen una agenda nacional que recupere el desarrollo productivo, garantice la independencia institucional y restituya la esperanza de millones de bolivianos que hoy sobreviven entre la informalidad, la migración y la pobreza.
El Bicentenario de Bolivia llega, pero no encuentra al país de pie, sino de rodillas frente a sus propias contradicciones y desafíos no resueltos.