Bolivia en la encrucijada: se agudiza el caos político y surgen nuevos escenarios electorales

La situación política en Bolivia atraviesa uno de sus momentos más críticos desde la crisis poselectoral de 2019.
A poco más de un año de las elecciones generales de 2025, el país enfrenta una creciente polarización, marcada por divisiones internas en el partido de gobierno, una aguda crisis económica y la reactivación de sectores sociales en protesta.
División en el oficialismo, crisis económica y protestas sociales configuran un panorama incierto rumbo a las elecciones de 2025.
Frente a este panorama, analistas advierten sobre al menos tres posibles escenarios político-electorales que podrían definir el rumbo del país:
1. Fractura definitiva del Movimiento al Socialismo (MAS):
El conflicto entre el presidente Luis Arce y Evo Morales ha derivado en una guerra interna sin precedentes en el oficialismo.
La facción «arcista» busca consolidarse como una nueva corriente, mientras el «evismo» presiona por la habilitación de Morales como candidato.
De mantenerse esta pugna, el MAS podría dividirse oficialmente, dando lugar a dos candidaturas presidenciales separadas en 2025, debilitando su histórica hegemonía electoral.
2. Emergencia de una tercera fuerza política: Ante el desgaste de los partidos tradicionales y la división oficialista, hay espacio para el surgimiento de una tercera fuerza política independiente, que capitalice el malestar ciudadano con propuestas de renovación. Alcaldes y líderes regionales con buena gestión como Manfred Reyes Villa en Cochabamba son observados como posibles protagonistas en este tablero, aunque aún no han definido postulaciones.
3. Escalada de crisis y adelanto electoral: Un escenario más convulsivo contempla el agravamiento de la crisis económica, nuevas movilizaciones sociales y una eventual pérdida de control político del gobierno.
Esto podría derivar en presiones para acortar el mandato de Arce y forzar elecciones anticipadas. Si bien el escenario es extremo, sectores políticos y cívicos ya lo barajan como posibilidad ante un eventual colapso institucional.
Mientras tanto, sectores sociales exigen soluciones concretas a la crisis económica, mientras otros marchan por la “restitución del liderazgo de Evo Morales”.
La tensión aumenta, y el país se encamina hacia un 2025 que promete ser decisivo y posiblemente inédito en la historia democrática reciente de Bolivia.