Crisis económica golpea a las familias bolivianas mientras el gobierno de Arce guarda silencio

Mientras los precios de los alimentos básicos se disparan y la escasez de dólares paraliza sectores productivos, el gobierno del presidente Luis Arce es blanco de crecientes críticas por su aparente incapacidad para ofrecer soluciones concretas a la crisis económica que atraviesa el país.
En un escenario de creciente descontento social, el gobierno enfrenta el desafío urgente de recuperar la confianza de la población con medidas efectivas, antes de que la crisis desemboque en un estallido mayor.
El precio del kilo de carne en Bolivia ha alcanzado niveles impensables para muchas familias, oscilando entre Bs. 50 y 60 en mercados populares.
La población denuncia que “ya nadie puede darse el lujo de comer carne”, mientras el gobierno minimiza la situación o atribuye la culpa a factores externos.
A esto se suma la prolongada escasez de dólares, que ha generado mercados paralelos y encarecido la importación de productos esenciales.
Empresarios, comerciantes y ciudadanos comunes advierten que las políticas económicas del Ejecutivo han fracasado en contener la inflación y reactivar la economía real.
Líderes cívicos y opositores acusan al gobierno de estar más enfocado en disputas internas del Movimiento al Socialismo (MAS) y en consolidar poder político que en atender las urgencias del país. Incluso desde el propio oficialismo, figuras como Evo Morales y Andrónico Rodríguez han cuestionado públicamente la gestión de Arce.
“Estamos viendo el colapso de un modelo que ya no funciona”, declaró un analista económico. “El gobierno no tiene rumbo y la gente está pagando el precio”.