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Desempleo, hambre y desesperación: Cochabamba refleja la dura realidad que vive Bolivia

Cochabamba, 29 junio de 2025,- La ciudad de Cochabamba, corazón geográfico de Bolivia, se ha convertido en un espejo de la profunda crisis económica y social que atraviesa el país.

A diario, el desempleo golpea a miles de familias, el comercio informal crece sin control y la desesperación comienza a instalarse en los hogares, marcando un escenario alarmante para el futuro inmediato.

Las calles del centro y las zonas periféricas de Cochabamba muestran el nuevo rostro de la economía: más vendedores ambulantes, más ferias callejeras, más jóvenes y adultos mayores intentando sobrevivir en una informalidad que crece sin alternativa real.

“Antes tenía trabajo fijo, ahora salgo a vender lo que puedo. Hay días en los que ni siquiera vendo 10 bolivianos”, relata don Edgar, extrabajador de la construcción, hoy convertido en vendedor ambulante en el mercado La Cancha.

El desempleo no solo afecta a los sectores más vulnerables. Profesionales, técnicos y jóvenes egresados también forman parte de una generación sin oportunidades.

“La mayoría de mis compañeros está sin empleo o migrando al exterior”, dice Claudia, egresada universitaria de 25 años. “Aquí no hay futuro”.

La crisis también tiene rostro de hambre. Cada vez más familias deben reducir el número de comidas diarias. Los comedores populares han aumentado su demanda y organizaciones barriales empiezan a organizar “ollas comunes”, como reflejo de una situación de emergencia no declarada.

Esta desesperación económica está alimentando dos males que se expanden sin freno: la delincuencia y la violencia intrafamiliar.

Vecinos de distintas zonas reportan más robos, atracos callejeros y situaciones de inseguridad. A la par, los casos de agresiones dentro del hogar han incrementado, motivados por la tensión diaria, la falta de recursos y el deterioro de la salud mental de la población.

Frente a este panorama, los actores políticos del país permanecen ensimismados en sus disputas internas, campañas anticipadas y pugnas por el poder, sin mostrar una sola propuesta concreta o plan de emergencia para frenar el deterioro social y económico. La gente se siente abandonada.

“La política se ha vuelto una burla. Ellos siguen en sus actos, encuestas y promesas, mientras nosotros no sabemos qué comer mañana”, expresa doña Martha, madre de familia en la zona sur.

Cochabamba no es una excepción, sino un reflejo. Lo que ocurre en sus calles es el resumen de lo que se vive en El Alto, Santa Cruz, Sucre y Potosí: una Bolivia que exige respuestas reales, liderazgo y voluntad política para enfrentar la crisis estructural que ya no puede ser ignorada.

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