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Elecciones en Bolivia: ¿Esperanza o Ficción? La cruda realidad que el próximo gobierno deberá enfrentar

COCHABAMBA, 25 de mayo de 2025 – A menos de tres meses de las elecciones generales, Bolivia se encuentra en una encrucijada crítica. Los discursos de campaña rebosan promesas de prosperidad, estabilidad económica y justicia social.

Basta de jugar con la esperanza del pueblo. Bolivia necesita estadistas, no demagogos, señalan varios expertos en economia.

Sin embargo, la realidad que aguarda al próximo gobierno es profundamente adversa y no admite engaños ni soluciones mágicas.

UNA ECONOMÍA AL BORDE DEL COLAPSO

La escasez de dólares paraliza el comercio exterior, empuja al alza el precio de productos importados y alimenta un mercado negro descontrolado.

A esto se suma la crisis energética: el desabastecimiento de diésel y gasolina afecta el transporte, la producción y los servicios básicos. Bolivia vive hoy una crisis estructural de modelo económico agotado, sostenido por subsidios insostenibles y sin diversificación productiva real.

POBREZA, HAMBRE E INFLACIÓN: LA TRIPLE AMENAZA

Los precios de los alimentos han subido sin control, el desempleo crece y miles de familias bolivianas apenas logran alimentarse.

La pobreza extrema ha vuelto a niveles alarmantes en regiones rurales y urbanas. Las ollas comunes, que en algún momento fueron símbolo de resiliencia, hoy reflejan un Estado ausente.

PROMESAS ELECTORALES QUE INSULTAN LA INTELIGENCIA

Mientras tanto, los políticos ofrecen bonos, empleo masivo, nuevas empresas estatales y estabilidad cambiaria, como si existiera un pozo infinito de recursos.

Ningún candidato explica con cifras reales cómo financiará sus propuestas ni cómo enfrentará la herencia de una deuda pública creciente y reservas internacionales en mínimos históricos.

RIESGO DE GOBERNABILIDAD Y ESTALLIDO SOCIAL

Analistas políticos advierten que, de no tomar decisiones responsables desde el primer día, el nuevo gobierno podría enfrentar protestas generalizadas y una ruptura del orden social. No se descarta una “eclosión” si se aplican medidas de ajuste sin consenso ni respaldo.

La desconfianza en las instituciones es tan profunda que muchos temen que el próximo presidente no logre gobernar ni siquiera un mes.

UN LLAMADO A LA VERDAD Y LA RESPONSABILIDAD

Los bolivianos merecen claridad, no fantasías. El próximo gobierno debe decir la verdad, asumir con valentía el costo político de las decisiones necesarias y trabajar con transparencia. Y la ciudadanía debe exigir propuestas serias, no eslóganes vacíos.

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