Entre la crisis y la fragmentación: ¿qué partidos políticos sobreviven en Bolivia?

Con el país entrando en clima preelectoral y una oposición cada vez más dividida, el mapa político boliviano presenta una escena desgastada, donde pocos partidos sobreviven con estructuras reales, mientras otros apenas existen como sellos legales. ¿Qué fuerzas políticas siguen en pie en Bolivia?
A abril de 2025, el escenario partidario nacional refleja un deterioro profundo. Muchos partidos tradicionales han desaparecido o han quedado reducidos a plataformas sin presencia territorial, mientras que otros persisten con fisuras internas o liderazgo debilitado.
El MAS-IPSP: el oficialismo fracturado pero vigente
El Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) sigue siendo el partido con mayor estructura orgánica. A pesar de la ruptura entre el ala de Evo Morales y el sector que respalda al presidente Luis Arce, el MAS mantiene control territorial en varias regiones del país gracias a sus bases sindicales, campesinas e indígenas. La disputa interna ha debilitado su cohesión, pero no su presencia política.
La oposición: entre la sobrevivencia y el desgaste
En la vereda opuesta, los partidos opositores enfrentan una crisis aún más aguda:
Comunidad Ciudadana (CC), liderada por Carlos Mesa, conserva representación en la Asamblea Legislativa y algo de base urbana, especialmente en La Paz y Cochabamba. Sin embargo, carece de liderazgo renovado y propuestas frescas.
Creemos, agrupación regional liderada por Luis Fernando Camacho, mantiene fuerza en Santa Cruz, aunque afectada por la detención de su líder y conflictos internos. Su futuro dependerá del reacomodo regional y de nuevas figuras.
Unidad Nacional (UN), del empresario Samuel Doria Medina, sobrevive más como figura simbólica que como actor relevante. No ha participado activamente en recientes procesos electorales.
Partido Demócrata Cristiano (PDC), que ha servido como vehículo para candidaturas como la de Chi Hyun Chung, sigue activo legalmente pero sin estructura partidaria real.
Además, sobreviven partidos que han sido utilizados como «siglas alquiladas» en anteriores comicios, como el Frente Para la Victoria (FPV), Pan-Bol y el histórico Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que si bien tienen personería jurídica, no poseen vida orgánica activa ni representación significativa.