José Carlos Sánchez y su cruzada por un nuevo rumbo para Bolivia

José Carlos Sánchez, abogado de profesión y líder emergente del conservadurismo boliviano, ha decidido encarar de frente lo que considera una estructura política viciada y dominada por “mafias partidarias”.
Su propuesta: construir desde cero una nueva opción política con sello conservador, primero en Cochabamba y luego en todo el país.
Su apuesta por una “cruzada” conservadora lo ha llevado a dialogar con referentes como Michelle Bolsonaro, a tejer redes con partidos liberales de América Latina y, sobre todo, a intentar posicionarse como una alternativa real para el electorado que se siente huérfano de representación.
Un camino cuesta arriba“Hace diez días hábiles he metido la solicitud para sacar nuestra propia sigla”, afirma Sánchez.
El trámite, realizado ante el Tribunal Electoral Departamental de Cochabamba, busca crear un partido político de alcance regional con miras a las elecciones subnacionales de 2026.
El primer objetivo es claro: lograr la personería jurídica departamental, recoger las firmas necesarias con apoyo de voluntarios y convertir esta plataforma en una estructura nacional.
Sánchez apunta contra lo que denomina “la mafia de las siglas”: partidos tradicionales que, asegura, obstaculizan la entrada de nuevas fuerzas al escenario electoral.
“Esta mafia nos dejó fuera. También dificulta que otros líderes emergentes puedan entrar en la arena política”, denuncia. Para él, la única forma de transformar el país es desde una nueva estructura que represente principios claros: Dios, patria, familia, libre mercado y lucha frontal contra la corrupción.
De Cochabamba al país. Aunque su ambición es nacional, el líder conservador ha optado por una estrategia gradual.
“Hacer un partido nacional es muy caro y complicado. Comenzar por Cochabamba es lo más viable”, explica. Además, señala que el aparato electoral nacional estaría “bajo el control del Gobierno”, lo que haría más difícil obtener una personería a nivel país sin trabas.El proyecto, que inicialmente llevará el nombre “Cochalas”, pretende agrupar a ciudadanos cansados del statu quo.
“No podemos seguir eligiendo lo menos peor, votando tapándonos la nariz. Hoy en día los candidatos viven de la política desde hace cuatro décadas”, critica.
Una red de apoyo internacional Sánchez no está solo. Su acercamiento a Michelle Bolsonaro, expresidenta del PL Mujeres en Brasil, y sus contactos con el Partido Liberal que lidera Valdemar Costa Neto —al que pertenece Jair Bolsonaro— dan cuenta de una estrategia que trasciende fronteras.
Ha participado en eventos junto a Javier Milei en Argentina y líderes vinculados a Donald Trump en Estados Unidos.
La construcción de una identidad conservadora latinoamericana es, para él, parte del proyecto. Entre sus propuestas figura el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Israel, el acercamiento a Estados Unidos y la posibilidad de reincorporar a la DEA en tareas de lucha contra el narcotráfico.
Contra el MAS y contra la “falsa oposición”. Sánchez también arremete contra los partidos tradicionales que, según él, fungen de oposición solo en el papel.
“El tablero electoral está diseñado para que participen los que le hacen el fuego al socialismo internacional”, sostiene. Denuncia que tanto el Movimiento al Socialismo (MAS) como sectores de la oposición han formado parte de una misma lógica de poder que impide el verdadero cambio.
Apunta directamente a figuras como el alcalde Manfred Reyes Villa y asegura que buscará alianzas amplias en Cochabamba para “desterrar al MAS y erradicar la corrupción” del departamento.
Su visión va más allá de las urnas. Promete una Cochabamba sin corrupción, con respeto a las autonomías, generadora de empleo, y donde los jóvenes no tengan que emigrar. “Queremos recuperar el lugar que Cochabamba perdió frente a Santa Cruz y La Paz por falta de liderazgo honesto”, dice.Para ello, ya prepara una estructura que le permita presentar candidatos a alcaldías, concejos municipales, Asamblea Departamental y hasta la Gobernación.
La clave: sumar a ciudadanos independientes, profesionales jóvenes y líderes sociales sin pasado político para las próximas elecciones subnacionales.
La carrera hacia el 17 de agosto, fecha de las elecciones generales, está en marcha. Aunque su sigla no participará en esos comicios, Sánchez cree que es el momento para sentar las bases de un proyecto a largo plazo.
Su mirada está puesta en las subnacionales de 2026, pero también en el gran desafío: convertirse en una fuerza nacional que dispute el poder con ideas propias y estructuras nuevas.
“Queremos cambiar la forma de hacer política en Bolivia. No con pactos oscuros, sino con principios”, concluye.