Uso de “siglas alquiladas” en la política boliviana: partidos sin militancia ni ideología

La Paz, Bolivia – En el escenario político boliviano ha resurgido con fuerza la figura de los llamados “taxi partidos”, siglas políticas que, sin base militante ni estructura orgánica, son alquiladas o prestadas a candidatos y líderes con aspiraciones electorales.
Líderes políticos pagan hasta 10 millones de dólares por siglas partidarias para participar en elecciones, en medio de una profunda crisis de institucionalidad.
Esta práctica, que ha sido señalada como un síntoma de la precariedad institucional, ha llegado a implicar transacciones de hasta 10 millones de dólares.
Distintos analistas y actores políticos han advertido que muchas de estas siglas son utilizadas únicamente como vehículos para habilitar candidaturas, sin mediar ideologías, programas ni estructuras partidarias reales. En algunos casos, incluso se habrían negociado espacios en las listas legislativas –curules– como parte del acuerdo.
“El alquiler de siglas ha reemplazado a la construcción de partidos sólidos. Hoy se comercian espacios de poder sin representación ni compromiso con la ciudadanía”, afirmó un politólogo consultado.
La proliferación de estos partidos “de papel” ha sido posible gracias a los vacíos en la legislación electoral y al debilitamiento de los partidos tradicionales, lo que ha dejado un terreno fértil para el oportunismo político.
Organizaciones de la sociedad civil han expresado su preocupación por el impacto de estas prácticas en la calidad democrática.
“Se distorsiona el voto, se pierde la conexión con las bases y se promueve una política mercantilizada”, advirtió un representante del ámbito académico.
Mientras se acercan nuevos procesos electorales, el fenómeno del alquiler de siglas promete mantenerse como una constante, alimentando el debate sobre la urgente necesidad de una reforma política que fortalezca la democracia en Bolivia.